Descripción
Los evangelios muestran que detrás de la enseñanza de Jesús acerca de la oración, hay una vida dedicada a ella. Jesús era un hombre de oración. Por
consiguiente, para los discípulos de Jesucristo, la oración es un ejercicio espiritual que evidencia su comunión con Dios y el sentido de su misión en
el mundo. Es el corazón de la vida cristiana que confiesa la soberanía de Dios al reconocer que solo Él gobierna todo el universo y, por tanto, tiene la
última palabra en el devenir de la historia. Es, a la vez, un privilegio y una responsabilidad que no queda confinada en la esfera privada de la vida,
sino también conectada con los problemas concretos de la realidad histórica y social.








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